Las competencias que posee una administración local en su municipio son amplias. Prácticamente no existen actuaciones que una corporación pretenda realizar, que no tengan influencia sobre el medio ambiente circundante.
Por otro lado, sobre el municipio también tienen cada vez más trascendencia los valores ambientales de los proyectos promovidos por los particulares y por las administraciones autonómica y nacional.
En las últimas décadas se ha desarrollado una, cada vez más, potente y amplia legislación ambiental de obligado cumplimiento y el no cumplimiento de la misma cada vez tiene más trascendencia en los procedimientos administrativos e incluso en la opinión pública.
Por todo ello, es cada vez más importante tener en cuenta a nivel de planificación las implicaciones que sobre el proyecto deseado tienen los factores ambientales.
¿Cuántas veces has visto que se ha caído un proyecto por no haber tenido en cuenta de forma previa un buen análisis de las implicaciones ambientales? Las prisas son malas consejeras y luego hay que intentar, como se puede, justificar el dinero asignado al proyecto o en el peor de los casos incluso tener que devolverlo...
¿Cuántas veces has tenido que rascar del bolsillo de lo público para solucionar los problemas surgidos por no haber analizado correctamente las características del suelo, del agua, de la climatología, de la fauna o las plagas, etc..., etc... y su influencia sobre tu proyecto y tu población?
¿Cuántas veces te has visto conducido a aprobar un proyecto sobre el cuál ni siquiera sabías la hipoteca que iba a dejar en tu municipio, durante su etapa de funcionamiento?
Y finalmente, ¿cuántas veces has tenido que tomar una decisión a ciegas para que un asunto avance, por no haber podido realizar una simple y rápida consulta? Es decir, ¿has estado vendido?