La globalización como estrategia única puede traer, o no, cuestiones positivas. Desde ARCADIA INGENIERÍA pensamos que la divulgación del conocimiento SÍ que debe de ser global. De hecho, a lo largo y ancho de todo nuestro planeta TIERRA hay multitud de personas y administradores que se esfuerzan en mejorar su entorno y pensamos que, allí donde su experiencia posea carácter traslacional, son estos equipos y conocimientos los que deben de divulgarse pues su puesta en práctica "nos defiende" del pensamiento único que pueden intentar consolidar en nuestras mentes los lobbies que defienden por encima de todo el beneficio en su cuenta de resultados, o los acólitos que por comodidad individual se apuntan a ese carro.
Las palabras anteriores no buscan ser excluyentes en la aplicación de ningún tipo de conocimiento, ni tecnología, más bien sólo significan que su aplicación debe de ir encaminada hacia la búsqueda del beneficio global de la sociedad a la que deben de servir, buscar el "mínimo común denominador". Es decir, deben de ser sostenibles tanto ambiental como económicamente. Lo contrario nos conduce a mantener sistemas "cogidos por palillos" que, ante la menor contingencia, ¡BUM!..., nos vuelven majaretas.
Os acompañamos hoy una conferencia que nos solicitaron dar para el TERCER SEMINARIO DE TECNOLOGÍAS AMBIENTALES EN BRASIL.
Si dispones aproximadamente de 1,40 horas, puedes dedicar ese tiempo a escuchar lo que tenemos que exponer:
SOSTENIBILIDAD EN LA DEPURACIÓN DE AGUAS
«El viaje empezó bien, puesto que Cuéllar pasó por una aldea cuyos habitantes, uno de los cuales hablaba latín, lo alimentaron y le proporcionaron un caballo y un guía. Después se toparon con ciento cincuenta soldados ingleses que volvían de Streedagh cargados de botín, pero el mozo que guiaba a Cuéllar logró hacerles creer que el español era prisionero de un oficial inglés al que, supuestamente, servía. Al poco, sin embargo, unos lugareños menos amistosos espantaron al guía y apalearon y desnudaron al capitán. Magullado y vestido “con unas pajas de helechos y un pedazo de estera”, este logró llegar a una aldea junto al lago Glencar. Allí encontró a otros tres españoles, que también se dirigían a las tierras de O’Rourke, y se produjo un efusivo momento: “Yo les dije que era el capitán Cuellar; no lo pudieron creer porque me tenían por ahogado, y llegáronse a mí y casi me acabaron de matar con abrazos”.